La ejecución de esta obra será el viernes 11 y sábado 12 de mayo, a las 19:30 horas, en el Teatro Universidad de Chile, bajo la dirección del maestro sueco Mika Eichenholz y contará con la participación de los pianistas Alexandros Jusakos y Pablo Morales, junto a los percusionistas Gerardo Salazar y Juan Coderch como solistas, cuatro destacados músicos nacionales que tendrán el desafío de volver a abordar esta obra después de más de 30 años de haber sido estrenada por la Sinfónica de Chile.

El programa contempla también la obra-homenaje "In Memoriam Bela Bartók" del compositor chileno Cirilo Vila, Premio Nacional de Artes Musicales 2004, y la Sinfonía N° 8, Op. 88 de Antonin Dvorak, considerada como una de las más importantes del compositor checo.

"Este es un programa con una fuerte tendencia folclórica, especialmente presente en las obras de Dvorak y Bartók, a quien además está dedicada la composición de Cirilo Vila", afirma Mika Eichenholz, reconocido director sueco con estudios de dirección en la Academia Sibelius de Helsinki, quien es requerido a menudo como director invitado en toda Europa, Sudamérica y Sudáfrica.

Bartók nació en Nagyszentmiklós, Hungría -actualmente Sanicolau Mare, Rumania-, el 25 de marzo de 1881 y murió en Nueva York, el 26 de septiembre de 1945. Compositor, pianista e investigador de música folclórica de Europa del Este, fue uno de los fundadores del campo de la etnomusicología, el estudio de la música folclórica y la música de culturas no occidentales y una de las figuras imprescindibles en las que se fundamenta la música contemporánea.

Bartók compuso la Sonata para dos Pianos y Percusión en 1937. Tres años después, en 1940, cuando dejó su patria para radicarse en Estados Unidos, agregó un acompañamiento orquestal, creando así el "Concierto para dos pianos, percusión y orquesta", estrenado por la Orquesta Filarmónica de Nueva York bajo la dirección de Fritz Reiner el 21 de enero de 1943, período en que comienza a dársele importancia a la percusión como instrumento solista.

Considerada una de las piezas más importantes del repertorio de la percusión, es definida por el solista Gerardo Salazar como "una pieza delicada, donde la versatilidad de los percusionistas y pianistas está todo el tiempo en juego ya que el resultado sonoro debe ser coherente a la naturaleza del instrumento y sus combinaciones".

Juan Coderch lo define como "un concierto sumamente atractivo y difícil para la percusión; dentro de la música contemporánea es bastante digerible, tonal y se lleva muy bien con los pianos".

El pianista Alexandros Jusakos, la considera "obra interesantísima que refleja la manera de componer de Bartók, su particular forma de utilizar los diferentes elementos y esquemas, logrando un perfecto balance sonoro entre la orquesta, la percusión y los pianos".

Con estudios en Chile y Polonia, Jusakos vuelve a tocar después de 15 años con la Sinfónica de Chile, agrupación "por la que siento especial admiración porque siempre se ha preocupado de difundir el quehacer del medio musical chileno, estrenando obras de compositores nacionales".

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