La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires ha sido distinguida con el Premio a la Mejor orquesta sinfónica local de 2008, otorgado por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina, y obtuvo dos Premios Konex de Platino como la mejor orquesta argentina de las últimas dos décadas, en 1999 y en 2009.

Poseedor de una sólida formación musical, Guillermo Scarabino estudió dirección orquestal con Laszlo Halasz, Igor Markevitch y Hans Swarowsky. Fue titular de las orquestas de Mar del Plata, de la Universidad Nacional de Cuyo y de la Orquesta Académica del Teatro Colón. Ha actuado como director invitado con más de cuarenta organismos sinfónicos de América y Europa. Ejerció la docencia de su especialidad en las universidades Nacional de La Plata y Católica Argentina, de la que actualmente es Decano de la Facultad de Artes y Ciencias Musicales.

Las cinco piezas para orquesta “...E Sarà” (1976), y su versión originaria para piano (1974), son un ejemplo de la relación de Gerardo Gandini con el pasado musical y están planteadas a manera de homenaje. El título proviene de un dicho de Giuseppe Verdi: “Torniamo all'antico e sarà un progresso”. Para crear los cinco números, Gandini procesa de diferentes maneras materiales provenientes de una toccata de Frescobaldi, de L'Enharmonique de la Suite en sol de Rameau, de un lamento medieval trovadoresco, una Suite para violonchelo de Bach y pasajes de Scarlatti.

Sobre una de sus últimas obras maestras, el Concierto para piano en Sol mayor (1929-1931), Maurice Ravel manifestó que “fue escrito con el mismo espíritu de los de Mozart y Saint-Saëns” y que su música debería ser “despreocupada y brillante y no apuntar a la profundidad ni a los efectos dramáticos”. Ravel incorpora armonías y ritmos del jazz, por el que se había interesado cuando varios músicos americanos comenzaron a presentarse en clubes parisinos, y que posteriormente escuchó en Harlem, durante una exitosa gira de conciertos por Estados Unidos y Canadá en 1928.

Sergio Tiempo alcanzó notoriedad internacional cuando a los 14 años hizo su debut en el ciclo “Grandes Pianistas” del Concertgebouw de Amsterdam en 1986. Desde
entonces se presenta en recitales y con orquesta en las principales salas del mundo. Ha actuado con directores de la talla de Claudio Abbado, Gustavo Dudamel, Charles Dutoit, Christoph Eschenbach, Leonard Slatkin y Michael Tilson Thomas, y junto a prestigiosos organismos como la Sinfónica de Chicago, Orquesta de Cleveland, Sinfónica de Montreal, Filarmónica de Radio France, Filarmónica de Rótterdam, Sinfónica de Bamberg, Orquesta Metropolitana y Filarmónica de Tokio.

Ludwig van Beethoven inició la composición de la Sinfonía Nº 4 en Si bemol mayor, Op. 60, en el verano de 1806 y la concluyó en otoño. Fue un año particularmente productivo en el que abordó, entre otras, la composición del Cuarto concierto para piano, Op. 58 y el Concierto para violín, Op. 61. En estas obras adoptó un estilo más lírico, reflexivo y sereno, y ciertas cualidades propias de la música de cámara. Aunque reiteró los modelos del clasicismo -Haydn en la Sinfonía Nº 4, Mozart en los conciertos-, Beethoven alcanzó un nuevo estilo clásico de índole más personal.