¿Qué más se le puede pedir a un virtuoso que no deja de maravillar al mundo con su excelente ejecución del instrumento que comenzó a tocar a los 3 años? ¿Es acaso la experiencia de los años adultos que lo llevarán a dejar de lado las proezas de niño prodigio que "asombran" a todos y enfervoriza a multitudes? Definitivamente la respuesta es afirmativa, Lang Lang es un fuera de serie, pero no por tocar teclas en tiempo record, estamos en presencia de un gran pianista que pasará a la historia por muchos hechos pero por sobre todo lo hará por ser un excelente músico basado en la técnica y su sentimiento por lo que interpreta. Lang Lang ejecuta lo que siente, lo que le dicta el alma en persona del compositor de turno. Y es este presente que lo llevará por los caminos venideros, Lang Lang dejará ya de ser ese "Mozart niño que tocaba el teclado con los ojos vendados para sorpresa de todos" y entrará en el círculo de la elite de los pianistas serios, no haré comparaciones ni escribiré nombres pero Lang Lang seguramente tendrá su lugar en el Olimpo de unos pocos.

Hagamos una síntesis de su corta y fértil carrera; Lang Lang comenzó a tomar lecciones de piano a la edad de 3 años, a los 5 ganó el Concurso de Piano de Shenyang y tocó su primer recital en público. Entró en el Conservatorio Central de Música de Pekín cuando tenía 9 años, dos años después ganó el primer premio por la actuación artística destacada en el Cuarto Concurso Internacional de Jóvenes Pianistas en Alemania. A los 13 años de edad, tocó completos los 24 Estudios de Chopin en el Pekín Concert Hall y ganó el primer premio en el Concurso Internacional de Jóvenes Músicos de Tchaikovsky en Japón. A los 14 aparece como solista en el concierto inaugural de la Sinfónica Nacional de China, al año siguiente comenzó a estudiar con Gary Graffman en el Instituto Curtis en Filadelfia. A los 17 años llega el momento de su reconocimiento mundial con la sustitución en el último minuto de André Watts en el Festival "Gala de la Centuria" de Ravinia. Es el primer pianista de China convocado por la Filarmónica de Viena, la Filarmónica de Berlín y las más destacadas orquestas filarmónicas de Estados Unidos, además de haber sido dirigido por Zubin Metha o Daniel Barenboim. Para el diario New York Times, es "el artista de música clásica más popular del planeta", y en 2009 la revista Time 100 lo incluyó en el listado de personas más influyentes en el mundo por su actuación en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, para una audiencia de 4 mil millones de personas, por esto en China unos 40 millones de niños decidieron estudiar piano clásico, lo que se llamó el "efecto Lang Lang".

Con semejante carrera Lang Lang está a la vuelta de la esquina de ser un legendario pianista, el vértigo de los años jóvenes lo llevaron a ser la “megaestrella” que es hoy. Ahora debe recorrer con paso firme, lento y certero un camino más largo y más complejo, es el tiempo de detenerse en la vereda a la que muy pocos acceden, donde las luces no dictan y solo imparten ordenes la experiencia y la sabiduría.
    
Su paso por un colmado Colón quedará en la historia del teatro, recibió una gran ovación que será recordada por años. Lang Lang interpretó de manera ajustada la “Partita N° 1 en Si bemol mayor” de Johann Sebastian Bach para luego entregarnos una muy sentida interpretación de la “Sonata en Si bemol” D. 960 de Franz Schubert. Esta obra compleja y de larga duración es un recorrido infinito por distintos estados de ánimo y ahí es donde pudimos observar y escuchar al verdadero Lang Lang, en sus manos esta obra netamente romántica se convierte en una especie de arte hipnótico, es que su espíritu interpretativo es un paseo por el alma, este artista chino interpreta la música como poseído y, de memoria la obra avanza en una especie de diálogo íntimo entre él y el compositor. Para entender a Lang Lang hay que observarlo, con escucharlo no alcanza. Sus gestos van desde lo infantil a lo soberbio, desde la sensibilidad más profunda al enojo más severo, desde un gesto cómplice con alguien que no vemos a una mano suspendida en el aire por segundos que anticipa lo que vendrá. Lang Lang "tararea" la música mientras la interpreta, se divierte con las notas como un niño y las vive con el más profundo sentimiento. Es algo así como un médium que establece un contacto entre el compositor y el público, derribando las barreras del tiempo, de la lógica y de la realidad. Su interpretación de la “Sonata en Si bemol” D. 960 de Franz Schubert fue brillante, casi 40 minutos de música que Lang Lang interpretó sin partitura y ante un auditorio impactado ante semejante epopeya.

Luego llegaron los 12 estudios Op. 25 de Frederic Chopin, aquí Lang Lang continuó derrochando técnica y agilidad en sus manos. Chopin creó en sus doce estudios todos los momentos del alma que van desde la más completa alegría a la más profunda tristeza y allí es donde Lang Lang confundió por momentos su técnica perfecta con sus títulos de estrella prodigiosa. Tocar rápido no siempre significa tocar bien sobre todo cuando la partitura no lo requiere. Una vez finalizada su interpretación la ovación fue furiosa, de pie fue aplaudido por un Teatro Colón inundado de bravos y que llevó al pianista chino a interpretar dos bises que el público agradeció con más ovación y cariñosa despedida, como si se tratase de un conocido que se va lejos por un tiempo la gente lo despidió, con los brazos en alto, confundiendo las manos entre aplausos y con una energía que colmaba el lugar y que parecía decir "fuerza muchacho, suerte y gracias por lo aquí expuesto".

Lang Lang pasó por nuestro Teatro Colón, lo veremos seguramente varias veces más y ya no será el mismo, los años lo llevarán por otros terrenos, él hizo en poco tiempo lo que otros nunca pueden.  Ahora, con su corta edad llegó el momento de afianzarse como un pianista serio. El tiempo será testigo y desde mis aplausos en la noche del sábado le deseo profundamente lo mejor. Tiene todo para ser el gran pianista chino de todos los tiempos y unirse a la elite de los legendarios pianistas que traspasaron las fronteras que dividen países. Mientras tanto, en lo inmediato seguirá llevando adelante su tarea y celebrará su cumpleaños número 30 el 15 de junio con un recital en Alemania, al que invitó a niños de diversos países por medio de un concurso. Para Lang Lang los menores son la esperanza de la música clásica. Y cuánta razón tiene.

“Bravo” Lang Lang, por tu obra y por tu don de gente. “Bravo” por tu futuro.

Alejandro César Villarreal
Director de hagaselamusica.com