Jueves, 28 de Marzo de 2024

Clásica y Ópera | Ópera

La mujer sin sombra de Richard Strauss

La mujer sin sombra de Richard Strauss

Es posible que Strauss nunca fuera tan rico, tan profundo, tan alejado de todo lo vulgar como en esta obra. Pero nunca estuvo tan alejado del efecto teatral legítimo. Una magnífica partitura, en la cual el mundo de arriba está muy diferenciado del mundo de abajo. La obra representa un reto nada desdeñable para la orquesta y los solistas, para el director de escena, el escenógrafo y el director de la orquesta. Y no en último término, para la cultura del público.








Ópera en tres actos. Libreto de Hugo von Hofmannsthal.

Personajes: El emperador (tenor); la emperatriz (soprano); la nodriza (mezzesoprano, también soprano dramática); un mensajero del reino de los espíritus (barítono); un guardián del umbral del templo (soprano o contratenor); aparición de un joven (tenor); la voz del halcón (soprano); voz de lo alto (contralto); Barak, el tintorero (barítono o bajo); su mujer (soprano); el tuerto, el manco, el jorobado, hermanos del tintorero (bajo, barítono, tenor); seis voces infantiles (tres agudas, tres graves); voces de los guardianes de la ciudad (bajos o barítonos); criados imperiales, niños, espíritus.

Lugar y época: Un país mágico (¿del Lejano Oriente?) y el reino de los espíritus, en una época legendaria.

Argumento: Mientras la nodriza vigila en la terraza del palacio del emperador el sueño de la pareja de soberanos, un criado del rey de los espíritus, Keikobad, transmite un airado mensaje a su hija, la emperatriz. Si al cabo de tres días no produce sombra (símbolo de la humanidad con todos sus vínculos de responsabilidad y culpa), el emperador, un ser humano, será petrificado, y su mujer deberá regresar a su patria, el reino de los espíritus. La maternidad sería para la emperatriz el camino hacia la naturaleza humana. Pero ni ella ni su esposo lo saben. La nodriza, también perteneciente al reino de los espíritus, conoce el secreto, pero lo calla a causa del odio que siente por todo lo terrenal. Por eso se pone contenta cuando el emperador quiere salir de caza durante tres días para buscar el halcón favorito que se le escapó hace casi un año, en una cacería en la que el emperador hirió a una gacela blanca que se transformó de repente en una bella mujer que tomó por esposa. La nodriza cree ya que ha ganado el juego, pero entonces se acerca el halcón y advierte a la emperatriz, que comprende el lenguaje de los animales, acerca de la maldición de su padre. La angustia se apodera de ella. Ama a su esposo y no hay nada que anhele más que ser para el una verdadera mujer. Por eso pide a la nodriza que la conduzca al mundo de los hombres, para obtener allí, cueste lo que cueste, una sombra. Después de una larga resistencia de la nodriza, que desprecia el mundo de los hombres, la emperatriz alcanza su deseo. La mujer fantasmal la conducirá allí. El cuadro segundo se desarrolla en la cabaña del tintorero Barak, un hombre fuerte y trabajador que ama de todo corazón a su mujer, la cual lo trata con ingratitud; es joven y coqueta, no quiere saber nada de los hijos que anhela el tintorero. Un interludio más extenso describe sinfónicamente el viaje de la emperatriz al reino de los hombres. Strauss utiliza sonidos fuertemente diferenciados: los del reino de los espíritus, al que todavía pertenece en cierto sentido el palacio del emperador (está lejos de los hombres y es inaccesible), los trata de forma transparente y como música de cámara, son infinitamente delicados; los del mundo de los hombres en cambio son macizos, terrenales, llenos de pasión y calor sensual.

El tintorero y su mujer han vuelto a discutir, el hombre ha abandonado la cabaña. Entonces entran la emperatriz y la nodriza, vestidas pobremente, y ofrecen sus servicios como criadas. La nodriza posee poderes mágicos y consigue que la mujer del tintorero se contemple en un espejo mágico, ataviada con magníficos vestidos, rodeada de lujo, atendida por esclavas y adorada por un hombre joven y guapo. Todo ello puede pertenecerle a cambio de un único precio: su sombra. La ambiciosa mujer del tintorero accede. Un poco más tarde, cuando oye la voz de los peces que cantan extrañamente desde la sartén y cree percibir las quejas de los niños no nacidos, siente arrepentimientos. Pero es demasiado tarde. Las dos criadas han desaparecido y el lecho conyugal se ha dividido en dos por medio de unas palabras mágicas. Cuando Barak regresa, cree que su mujer lo ha repudiado; pero con su amor paciente y su bondad acepta la situación y espera que con el tiempo cambie de idea. De las torres de la ciudad que se dispone a dormir llegan las voces de los guardias, que cantan al amor conyugal, ese profundo sentimiento místico que forja la cadena de las generaciones, que no se romperá nunca.

La primera escena del acto segundo sucede una vez más en la cabaña de Barak. La nodriza confunde tanto a la mujer del tintorero con la fantasía del amante guapo que la segunda termina por creer que realmente ha cometido adulterio. Con creciente preocupación, la emperatriz observa que su deseo de obtener sombra ha causado la destrucción de un hogar y la desgracia de un buen hombre.

A partir de ese momento, los cuadros transcurren en rápida sucesión. El emperador regresa de la cacería y observa cómo entra su esposa con la nodriza en el palacio. Intuye que su esposa vuelve del mundo de los hombres y le gustaría hacerle preguntas. Pero no se anima a hacerlo, y llorando vuelve a refugiarse en el bosque. El tintorero, en su cabaña, observa angustiado los cambios que se producen en su querida esposa y busca inútilmente una explicación. La emperatriz duerme en su aposento, donde sombríos sueños la atormentan. Ve vagar a su marido por pasadizos y cavernas subterráneas que terminan por tragárselo. Se despierta y una doble culpa la acosa: ante su marido y ante Barak. En la cabaña de éste se descarga por fin la insoportable tensión. La mujer se acusa a sí misma de un adulterio que en realidad no ha cometido. Barak pide una luz para poder ver su rostro. Cuando los hermanos llevan luces, todos ven que la mujer no arroja ninguna sombra. La mujer admite que vendió su fecundidad a la joven criada. Una santa indignación se apodera del pacífico Barak. Por medio de unas palabras mágicas empuña de repente una espada con la que quiere matar a su mujer, que por primera vez en su vida ama de verdad a su marido. Por encima del alboroto resuena la voz de la emperatriz: renuncia a la sombra, que no quiere comprar a cambio de la desgracia de los hombres. Entre rayos y truenos se abre la tierra, la comente arrastra la cabaña de Barak, el agua separa al tintorero de su mujer. La nodriza salva a la emperatriz en un bote que aparece por arte de magia y la lleva a la entrada de un templo, en medio de un paisaje sombrío. La emperatriz cruza sin temor el umbral por el que vio caminar en sueños a su marido. La nodriza, a la que Keikobad ha amenazado con un severo castigo, intenta inútilmente detenerla; las aguas la arrastran en el bote. Terribles rayos iluminan su desesperado camino, pero también a la pareja del tintorero, que en una oscura caverna lucha por recuperar su unión. La emperatriz está en el templo y ve en un trono a su esposo semipetrificado. Pide a su padre una sombra. Una voz le indica que beba del agua de la vida que fluye allí, así le pertenecerá la sombra de la esposa del tintorero. Pero la emperatriz oye las anhelantes llamadas de los esposos terrenales, que se buscan, y renuncia a su propia felicidad, que sólo podría alcanzar con la destrucción de dos seres humanos. La renuncia de sí misma es su victoria. De la cúpula del templo surge una luz y la emperatriz produce sombra. El emperador, curado, se levanta del trono y la abraza: su esposa es realmente su mujer. Se oyen las voces jubilosas de los no nacidos aún.

Después de un nuevo interludio so levanta el telón y deja ver un hermoso paisaje. Arriba, sobre las rocas, están el emperador y la emperatriz; abajo, en la profundidad, separados por una cascada, el tintorero y su mujer, que ya pueden verse. La sombra de la mujer del tintorero cae como un puente sobre el agua y los dos esposos se abrazan con intenso amor. Las dos parejas se han encontrado y las cuatro voces se unen a los coros de las voces invisibles y espirituales de los niños que anhelan su pronto nacimiento, y entonan un himno a la vida.

Fuente: Es difícil decir cuántas fuentes diferentes han influido en este drama profundamente simbólico de Hofmannsthal. Parecen haber confluido muchas cosas del Lejano Oriente y de su mundo de leyendas.

Libreto: No llegaríamos muy lejos atribuyendo a Hofmannsthal los méritos y defectos del libreto, valioso desde el punto de vista ético y poético, pero oscuro y carente de efectividad desde el punto de vista teatral. Él mismo quiso ver en esta obra una especie de equivalente de La flauta mágica; puede ser cierto si se considera la grandeza de sus ideas y su contenido simbólico, pero no en cuanto a la realización. Schikaneder, el libretista de Mozart, era un hombre teatral de pies a cabeza, que por lograr efectos dejaba pasar alguna incoherencia; Hofmannsthal, en cambio, escribía para un público de estetas muy sensibles. El resultado es contradictorio: para los muy exigentes el drama es fuente de bellezas, mientras que al público normal le cuesta seguir el complicado desarrollo hasta el final.

Música: Habría que juzgar de la misma manera la composición. Es posible que Strauss nunca fuera tan rico, tan profundo, tan alejado de todo lo vulgar como en esta obra. Pero nunca estuvo tan alejado del efecto teatral legítimo. Una magnífica partitura, en la cual el mundo de arriba está muy diferenciado del mundo de abajo. Allí tenemos música de cámara, refinamiento, música etérea, espiritual, de la más noble pureza; aquí, una música de factura terrenal ligada al mundo, sexualmente impulsiva, pero sana, donde la orquesta tiene una participación poderosa. De este modo, también desde el punto de vista musical el mundo de los espíritus y el de los hombres se enfrentan, cada uno con sus Leitmotive, su instrumentación y su sonido específico.

Historia: Strauss y Hofmannsthal habían pensado ya en 1910 en un cuento de hadas, pero la idea de La mujer sin sombra, madurada y modificada en lo esencial, no adquirió forma hasta la Primera Guerra Mundial. La partitura fue terminada en 1917, pero sólo al final de la guerra, el 10 de octubre de 1919, se ejecutó en la Hofoper de Viena, que se había transformado en la Staatsoper. Pero tardó mucho tiempo en imponerse: a partir de los años sesenta, representaciones notables de grandes teatros y festivales acercan La mujer sin sombra a un público más amplio. El texto filosófico, difícilmente comprensible, la dificultad casi insalvable de las traducciones y los problemas escénicos de la representación se oponen a una difusión más amplia en el extranjero. La obra representa un reto nada desdeñable para la orquesta y los solistas, para el director de escena, el escenógrafo y el director de la orquesta. Y no en último término, para la cultura del público.
 
Más Notas
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Breves

  • HECTOR BERLIOZ

    Fue un creador cuyo obstáculo fue la intransigencia de la mayoría de los músicos en casi todos los temas, desde su apoyo al uso del saxofón o a la nueva visión dramática de Wagner. Su vida fue excéntrica y apasionada. Ganó el Premio de Roma, el más importante de Francia en aquel momento, por una cantata hoy casi olvidada. Su obra musical es antecesora de estilos confirmados posteriormente.

  • El aprendiz de brujo de Paul Dukas se basa en una balada de Goethe. Es un scherzo sinfónico que describe fielmente cada frase del texto original.

  • La primera ópera de la que se conserva la partitura es Orfeo de Claudio Monteverdi. Se estrenó en Mantua en 1607, con motivo de la celebración de un cumpleaños, el de Francesco Gonzaga.

  • La obra que Stravinski compuso desde la época del Octeto de 1923 y hasta la ópera The Rakes Progress de 1951, suele considerarse neoclasicista.

  • En la Edad Media encontramos la viela de arco, de fondo plano y con dos a seis cuerdas, que se perfeccionó en la renacentista, hasta llegar a su transformación en el violín moderno a partir del siglo XVI, cuando se estableció una tradición de excelentes fabricantes (violeros) en la ciudad de Cremona.


Citas

  • DANIEL BARENBOIM

    "Un director no tiene contacto físico con la música que producen sus instrumentistas y a lo sumo puede corregir el fraseo o el ritmo de la partitura pero su gesto no existe si no encuentra una orquesta que sea receptora"

  • GEORGE GERSHWIN

    "Daría todo lo que tengo por un poco del genio que Schubert necesitó para componer su Ave María"

  • GUSTAV MAHLER

    "Cuando la obra resulta un éxito, cuando se ha solucionado un problema, olvidamos las dificultades y las perturbaciones y nos sentimos ricamente recompensados"

  • FRANZ SCHUBERT

    "Cuando uno se inspira en algo bueno, la música nace con fluidez, las melodías brotan; realmente esto es una gran satisfacción"

  • BEDRICH SMETANA

    "Con la ayuda y la gracia de Dios, seré un Mozart en la composición y un Liszt en la técnica"

MULTIMEDIA

  • La Boheme (Acto primero)

    Giacomo Puccini

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    Programa N° 3 - 19 de septiembre de 2010

  • Antonio Vivaldi

    Biografía

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    Nº 2 - 12 de septiembre de 2010

  • Preludio a la siesta de un fauno

    Claude Debussy

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    Ciclo 2011 - Programa N° 9

  • El caballero de la rosa

    Richard Strauss

  • Sinfonía Nº 6 "Patética"

    Piotr Illich Chaikovski

Intérpretes

Poetas

Eladia Blázquez

Eladia Blázquez

Nadie logró, como Eladia Blázquez, crear tangos con letra de tanto éxito -y en algunos casos aislados de tanta calidad- desde fines de la década del 1960, cuando la popularidad del género había caído en la Argentina a sus mínimos históricos. Sólo pueden comparársele algunos títulos del binomio Astor Piazzolla-Horacio Ferrer. Ella creó un tango canción verdaderamente nuevo, aunque sobre moldes no vanguardistas, con su rara habilidad para combinar notas y palabras.

Orquestas

Orquesta Típica Victor

Orquesta Típica Victor

Cuando a los directivos del sello discográfico se les ocurrió la formación de una orquesta que representara a la empresa, recurrieron a un pianista de formación clásica, que aún no había incursionado en el tango: Adolfo Carabelli. Este gran artista estudió con los mejores maestros de su época y a los quince años ya daba conciertos en salas de la ciudad de Buenos Aires.

Músicos

Eduardo Arólas

Eduardo Arólas

Nació el 25 de febrero de 1892 en el barrio porteño de Barracas, hijo de un matrimonio de inmigrantes franceses analfabetos, y su verdadero nombre era Lorenzo Aróla, pero los muchos admiradores de su virtuosismo prefirieron siempre llamarlo El Rey o el Tigre del bandoneón. A su inventiva de ejecutante se le atribuye una multitud de novedades: el rezongo, el fraseo, los ligados.

Junín, 13/06/2016

Presentaron “Tango en Junín”

Los amantes del tango podrán disfrutar de diversas actividades durante cinco días en Junín. El intendente la Ciudad, Pablo Petrecca, presentó oficialmente “Tango en Junín”, un importante ciclo cultural que se desarrollará entre el 13 y el 17 de julio próximos e incluirá la realización de la preliminar del Festival y Mundial de Tango BA 2016.

Mar del Plata, 30/05/2016

Amelita Baltar en el Teatro Colón

El sábado 11 de Junio a las 21 hs se presentará en el Teatro Municipal Colón la gran cantante Amelita Baltar, acompañada por la Orquesta Municipal de Tango que dirige el Maestro Julio Davila y el pianista Aldo Saralegui como invitado especial. Luego de su presentación en Mar del Plata, la cantante estrenará un nuevo espectáculo: "Noches de Kabaret" en el Teatro Maipo de Buenos Aires.

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