Ópera en tres actos (siete cuadros). Libreto de Modest Chaikovski (hermano del compositor), basado en una historia de Alexandr Pushkin.

Título original: Pikovaia dama.
Idioma original: ruso.

Personajes: Hermann (tenor); el conde Tomski (barítono); el príncipe Ieletzki (barítono); Czekalinski (tenor); Surin (bajo); Chaplitzki (tenor); Narumov (bajo); la condesa (mezzo-soprano); su nieta Lisa (soprano); su amiga Pauline (contralto); la institutriz (mezzosoprano); Masha, doncella de alcoba (soprano); invitados, enmascarados, jugadores.

Lugar y época: San Petersburgo, hacia 1800.

Argumento: El joven oficial Hermann se ha enamorado de una desconocida que también manifiesta simpatía por él. Por medio de un compañero obtiene más información sobre ella: es la nieta y protegida de una extraña condesa sobre cuya vida corren extraños rumores. En su juventud, en algún país remoto, compró al parecer a un aventurero, a cambio de una noche de amor, un método infalible para ganar en el juego. Luego volvió a la patria con grandes riquezas. Y en ese momento quiere casar a su protegida, Lisa, con un poderoso miembro de las influyentes familias de rancio abolengo. Hermann desespera, pues la carrera militar que ha emprendido apenas parece ofrecerle esperanzas de llevar una vida como la que desea para Lisa la vieja condesa. En su cabeza toma forma la idea de apoderarse del misterio, mediante la violencia si fuere menester. Habla con Lisa: en una escena expresiva y bella desde el punto de vista melódico obtiene garantías de que la joven lo ama y de que aborrece el matrimonio al que quieren obligarla por razones de posición social y riqueza. Cuando ambos jóvenes vuelven a encontrarse en un baile de máscaras, Lisa entrega a Hermann la llave de su casa. Para llegar a su habitación ha de pasar por la de la anciana condesa. Hermann emprende ese camino, pero queda como hechizado en la habitación donde la condesa vive de los recuerdos de su juventud. Su plan madura de golpe. La anciana debe revelarle el misterio por medio del cual puede llegar a la posesión de la riqueza y de Lisa. Hermann sale de detrás de la cortina y se planta ante la condesa, ésta lo mira en silencio con expresión burlona. El oficial le suplica con desesperación creciente; por último, saca el revólver. La anciana cae muerta al suelo. La angustia y la desconfianza se apoderan de Lisa, que llega precipitadamente a la habitación. ¿Está allí Hermann por el misterio de los naipes o por amor a ella? ¿Es él el asesino de la condesa? El oficial, cada vez más confundido, sale tambaleándose del palacio; en el cuartel reflexiona vagamente sobre lo sucedido. Una carta de Lisa, que en medio del sufrimiento y de la necesidad se apoya en él, se desvanece rápidamente ante la visión fantasmal de la muerta, que le menciona tres naipes. Ya no hay nada que pueda detener a Hermann: se siente impulsado hacia la sala de juego: por fin podrá obtener la deseada riqueza.

En el camino se encuentra con Lisa, pero está completamente perturbado y no es capaz de articular ni una sola palabra de amor. La joven se arroja a las heladas aguas del río; pero Hermann sigue su camino rápidamente y entra en la sala de juego, en la que reina una actividad febril. Sumamente excitado, se sienta a una de las mesas y apuesta una elevada suma a la primera de las cartas que la condesa muerta le reveló. Gana y apuesta, cada vez más excitado, a la segunda; la suerte vuelve a decidir a su favor.

Todavía falta una carta. Hermann apuesta lo que ha ganado, todo lo que posee; ya se cree rico, muy rico: imágenes confusas aparecen en su mente perturbada. Nadie en la amplia sala parece animarse a apostar contra él. Entonces aparece el príncipe Ieletzki, el prometido de Lisa. Los dos rivales están sentados frente a frente, todos observan con expectación el duelo. Pero Hermann no saca el as, la tercera de las cartas prometidas; cuando le da la vuelta ve que es la dama de pique. Cree ver ante sí el rostro burlón de la condesa muerta: a causa de su secreto se la llamaba con frecuencia, en voz baja, "la dama de pique"; Hermann se levanta de un salto, desenvaina el puñal y se quita la vida.

Fuente: Alexandr Pushkin había publicado en 1834, tres años antes de morir en un duelo, la novela corta La dama de pique. Modest, el hermano de Chaikovski, la convirtió en libreto operístico, al principio destinado al hoy olvidado compositor ruso Nikolái Klenovski.

Libreto: Sin embargo, el Teatro Imperial de San Petersburgo encontró, no sin razón, que ese libreto, que combina de manera muy hábil y con gran efectividad teatral lo natural con lo sobrenatural, lo sensible con lo suprasensible, era precisamente el indicado para una nueva ópera de Chaikovski, ya mundialmente célebre. El compositor consiguió así el libreto más sólido o, al menos, uno de los más sólidos de su carrera.

Música: Chaikovski, que había llegado al punto culminante de su actividad como compositor (había terminado ya la Quinta Sinfonía), crea con sus melodías amplias y florecientes, con el sonido totalmente romántico de su brillante orquesta, y con las líneas de canto acomodadas de una manera ideal a las voces, una ópera excelente que supera en dramatismo a Eugenio Oneguin.

Historia: Chaikovski escribió La dama de pique en un tiempo increíblemente corto. Comenzó la composición el 31 de enero de 1890 en Florencia, trabajó con absoluta dedicación durante poco más de cuarenta días y el 15 de marzo completó los bocetos; veinte días después terminó la reducción para piano. Como siempre, la instrumentación le proporcionó una especial alegría; la terminó en Frolovskoie, su domicilio en Rusia, el 5 de junio del mismo año. La noche del estreno, el 16 de diciembre de 1890, en San Petersburgo, Chaikovski fue ovacionado clamorosamente. La obra se incluyó en seguida en el repertorio ruso y eslavo, pero en Occidente estuvo durante mucho tiempo detrás de Eugenio Oneguin, lo que podría atribuirse tal vez a su contenido extremadamente romántico, que en una época no romántica se consideraba "extravagante".

Fuente: “Diccionario de la Ópera” de Kart Pahlen