Jueves, 25 de Abril de 2024

Clásica y Ópera | Ópera

Andrea Chénier

Andrea Chénier

El hasta entonces casi desconocido Giordano compuso Andrea Chénier a los 27 años; después del estreno, en la Scala de Milán (el 28 de marzo de 1896), era ya un hombre célebre. Lo siguió siendo hasta su muerte, a pesar de que (igual que Mascagni y Leoncavallo) no tuvo otro éxito igual. Sin embargo, Andrea Chénier se representó en todo el mundo: en Nueva York en 1896, en Londres en 1903 y en París en 1905.








Drama en cuatro actos de Luigi Illica

Lugar y época: El primer acto en el campo, poco antes de la Revolución Francesa, los otros en París durante la Revolución.

Argumento: El drama comienza casi sin obertura, de acuerdo con la cotumbre «verista», en la elegante mansión rural de la condesa de Coigny, cerca de París. Gérard dispone todo lo necesario para un gran baile, pero en sus palabras hay odio contra sus amos y el mundo superficial en que viven. Los invitados, que aparecen pronto, hablan de la revolución inminente, pero se ríen de ella. Fléville presenta al joven poeta André Chénier, pero éste se niega a recitar sus obras. Un grupo de aristócratas interpreta una pieza bucólica; ¿es que no se dan cuenta de que están bailando sobre un volcán? Entonces toma la palabra Chénier. Canta a la patria, en la que quisiera ver florecer los nuevos principios del humanismo y de la libertad. Cuando termina, estalla un gran escándalo; Chénier debe alejarse, pero cree haber encontrado comprensión en las miradas de Madeleine. La fiesta no tarda en interrumpirse de nuevo. Admitidos por Gérard, entran varios campesinos en la sala. La condesa los echa violentamente. Gérard se quita la librea y se adhiere abiertamente al pueblo, a la revolución. En la sala comienza de nuevo el baile, como si no hubiera ocurrido nada...

Han transcurrido cinco años, estamos en 1794. La revolución ha pasado sobre Francia como un huracán y todavía no se sabe cómo va a terminar. Chénier, hasta hace poco ídolo del pueblo, es vigilado por sospechoso. Está sentado en la terraza de un café de París. Cartas anónimas le avisan de un peligro, pero no quiere emigrar sin haber encontrado a la autora de las mismas. La mulata Bersi se le acerca para entregarle otra carta. En ella se le pide una cita junto al monumento a Marat.

Chénier encuentra allí a Madeleine, que vive en la clandestinidad. Chénier es su esperanza. El poeta la toma en brazos, ardientemente se confiesan su mutuo amor. Aparece Gérard, que se ha convertido en uno de los jefes de la revolución. Sus espías le han informado del encuentro. Chénier protege la huida de Madeleine con su puñal. Hiere a Gérard, pero como éste también ama a Madeleine, que está en peligro Giordano de muerte, indica a los esbirros un camino falso. No tarda en aparecer la masa del pueblo, que amenaza al desconocido autor de las heridas.

El acto tercero transcurre ante el temible tribunal popular. Mathieu instiga al pueblo contra los enemigos internos y externos y exige víctimas para el triunfo del movimiento. Sin embargo, sólo las palabras de Gérard llegan a lo más hondo. Un espía le informa de que han capturado a Chénier y añade que también Madeleine caerá pronto. Gérard escribe la acusación habitual: traición. En un aria grandiosa, Giordano muestra la difícil lucha interior de Gérard: el revolucionario sabe perfectamente que no se puede juzgar a Chénier sobre la base de esa acusación, pues su corazón es noble y puro, está lejos de toda acción baja. No es un «enemigo del pueblo». Gérard lucha consigo mismo; había soñado con que la gran revolución fuera más bella, más altruista. Aparece Madeleine, suplica por la vida de su amado ante el hombre que antaño fue su criado y que todavía la desea con ardor. Gérard oye conmovido su gran aria.

Es demasiado tarde para retirar la acusación contra Chénier. Pero Gérard decide permanecer fiel a su ideal: no poseer a Madeleine y reconocer frente al tribunal la falsedad de las acusaciones. La sesión es breve, a los acusados no se les da la oportunidad de defenderse. Sólo se permite hablar a Chénier. Éste influye sólo superficialmente en la masa salvaje y sedienta de sangre. El temido fiscal público Fouquier-Tinville llama a Gérard como testigo. Para sorpresa de todos, Gérard declara que la acusación se basa en un error. La multitud cree que lo han sobornado, la sentencia es la muerte para todos.

El acto cuarto transcurre en la prisión de Saint-Lazare. André Chénier ha pasado su última noche redactando un poema. Gérard llega con Madeleine, que ha tomado una gran decisión. Cambiará sus ropas por las de una mujer condenada a muerte y morirá con su amado. Chénier intenta convencerla inútilmente de que permanezca con vida. Cuando a la mañana siguiente el carcelero lee los nombres de las víctimas, Chénier y Madeleine de Coigny se disponen a ir de la mano hacia la guillotina.

Fuente: La vida del poeta francés André Chénier (1762-1794), que en los meses que permaneció en prisión escribió algunos poemas importantes y terminó su accidentada vida en la guillotina.

Libreto: Con gran habilidad teatral creó el experto Luigi Illica, uno de los grandes libretistas de Puccini, un libreto operístico con fondo histórico, uno de los innumerables dramas en torno de la Revolución Francesa. El estilo corresponde al naturalismo temprano; en algunos detalles este libreto es un predecesor de Tosca (cuyo libreto escribió también Illica, junto con Giacosa), sólo que Scarpia es incomparablemente más cruel que Gérard. Los valores de este texto son los personajes bien caracterizados, el dramatismo auténtico y los rasgos poéticos.

Música: Giordano subraya el texto con notable efectividad; en los instantes de mayor tensión, su talento innegable se despliega en melodías vibrantes y conmovedoras. Su inspiración no siempre es de gran calidad, un reproche que se le podría hacer a muchos compositores de óperas de éxito, sobre todo de la época del verismo, pero la obra, considerada como un todo, es innegablemente intensa y conmovedora. La «improvisación» de Chénier en el baile de los Coigny, el dúo de amor del segundo acto, la escena del tribunal con las arias «Nemico della patria» y «La mamma morta», la defensa de Chénier «Si, fu soldato» y el dúo final justifican el continuo éxito de la ópera.

Historia: El hasta entonces casi desconocido Giordano compuso Andrea Chénier a los 27 años; después del estreno, en la Scala de Milán (el 28 de marzo de 1896), era ya un hombre célebre. Lo siguió siendo hasta su muerte, a pesar de que (igual que Mascagni y Leoncavallo) no tuvo otro éxito igual. Sin embargo, Andrea Chénier se representó en todo el mundo: en Nueva York en 1896, en Barcelona en 1898, en Londres en 1903 y en París en 1905.

Umberto Giordano (1867-1948)

Giordano nació en Foggia, cerca de Nápoles, el 27 de agosto de 1867. Cuando decidió dedicarse a componer óperas, en los teatros dominaba el naturalismo, que en ópera se suele decir «verismo», término italiano que equivale a naturalismo. Se trata de la representación de la vida real con toda su crueldad y dureza.. Giordano logró con su tercera ópera, Andrea Chénier, un éxito sensacional, cuando aún no había cumplido los treinta años. Pero nunca más pudo repetir ese triunfo con ninguna otra obra: Fedora (1898), Siberia (1903), M adame Sans-Géne (1915) y La cena delle beffe (1924) estuvieron en cartel durante un período limitado y sólo en su país de origen. Giordano murió en Milán el 12 de noviembre de 1948. Gracias a Andrea Chénier y Fedora, ocasionalmente recuperada por las primeras cantantes, el nombre de Giordano se mantiene junto al de sus colegas veristas Puccini, Leoncavallo y Mascagni.

Galería de fotos: discografía recomendada

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Breves

  • HECTOR BERLIOZ

    Fue un creador cuyo obstáculo fue la intransigencia de la mayoría de los músicos en casi todos los temas, desde su apoyo al uso del saxofón o a la nueva visión dramática de Wagner. Su vida fue excéntrica y apasionada. Ganó el Premio de Roma, el más importante de Francia en aquel momento, por una cantata hoy casi olvidada. Su obra musical es antecesora de estilos confirmados posteriormente.

  • El aprendiz de brujo de Paul Dukas se basa en una balada de Goethe. Es un scherzo sinfónico que describe fielmente cada frase del texto original.

  • La primera ópera de la que se conserva la partitura es Orfeo de Claudio Monteverdi. Se estrenó en Mantua en 1607, con motivo de la celebración de un cumpleaños, el de Francesco Gonzaga.

  • La obra que Stravinski compuso desde la época del Octeto de 1923 y hasta la ópera The Rakes Progress de 1951, suele considerarse neoclasicista.

  • En la Edad Media encontramos la viela de arco, de fondo plano y con dos a seis cuerdas, que se perfeccionó en la renacentista, hasta llegar a su transformación en el violín moderno a partir del siglo XVI, cuando se estableció una tradición de excelentes fabricantes (violeros) en la ciudad de Cremona.


Citas

  • DANIEL BARENBOIM

    "Un director no tiene contacto físico con la música que producen sus instrumentistas y a lo sumo puede corregir el fraseo o el ritmo de la partitura pero su gesto no existe si no encuentra una orquesta que sea receptora"

  • GEORGE GERSHWIN

    "Daría todo lo que tengo por un poco del genio que Schubert necesitó para componer su Ave María"

  • GUSTAV MAHLER

    "Cuando la obra resulta un éxito, cuando se ha solucionado un problema, olvidamos las dificultades y las perturbaciones y nos sentimos ricamente recompensados"

  • FRANZ SCHUBERT

    "Cuando uno se inspira en algo bueno, la música nace con fluidez, las melodías brotan; realmente esto es una gran satisfacción"

  • BEDRICH SMETANA

    "Con la ayuda y la gracia de Dios, seré un Mozart en la composición y un Liszt en la técnica"

MULTIMEDIA

  • Concierto para violín Op. 35

    Piotr Illych Chaikovski

  • Johannes Brahms

    Biografía

  • Suite Gayanéh

    Gopak

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    Ciclo 2011 - Programa N° 24

  • Sonata para violín y piano

    Allegretto ben moderato

  • Alleluja

    Kathleen Battle

  • Sinfonía Nº 41 "Jupiter"

    Wolfgang A. Mozart

  • Un bel di vedremo

    Mirella Freni (Madama Butterfly)

Intérpretes

Voces

Reynaldo Martín

Reynaldo Martín

Los años 60, fueron muy difíciles para el tango. El rock se había impuesto en la juventud y la política cultural y los medios de comunicación apoyaban más al folklore que a la música ciudadana. El tango estaba "en baja", no se vislumbraba ninguna figura en el horizonte y los tangueros se guarecían en los pocos refugios que había en Buenos Aires. En esas apareció un muchachito rubio, con pinta de galán televisivo, simpático y muy sencillo. Reynaldo Martín fue un remanso de aire puro que enseguida atrajo al público con su voz expresiva y fresca, con una muy buena dicción y, lo que es más importante, afinado.

Voces

Alfredo Belusi

Alfredo Belusi

Tenía la pinta de un malevo imaginado por Jorge L. Borges. La de un compadre de los viejos tiempos, de aquellos que solían transitar entre el campo y los arrabales de la ciudad, silenciosos y distantes, que solamente respondían ante una provocación. Aunque el suyo fue un caso particular, sólo el tango lo llevaba a la acción. Y fue el más violento de todos, porque los títulos que engrosaron su repertorio fueron desafíos que confrontó hasta sangrar, todos elegidos para tal efecto, salvo algunas licencias como para aliviar tensiones.

Voces

Julio Sosa

Julio Sosa

Sin lugar a dudas, Julio Sosa fue el último cantor de tango que convocó multitudes. Y en ello, poco importó que casi la mitad de su repertorio fuera idéntico al de Carlos Gardel, aunque también es cierto que interpretó algunos títulos contemporáneos. Como dice el investigador Maximiliano Palombo, fue una de las voces más importantes que tuvo el tango en la segunda mitad de los años cincuenta y principios de los sesenta, época en que la música porteña pasaba por un momento no demasiado feliz".

Junín, 13/06/2016

Presentaron “Tango en Junín”

Los amantes del tango podrán disfrutar de diversas actividades durante cinco días en Junín. El intendente la Ciudad, Pablo Petrecca, presentó oficialmente “Tango en Junín”, un importante ciclo cultural que se desarrollará entre el 13 y el 17 de julio próximos e incluirá la realización de la preliminar del Festival y Mundial de Tango BA 2016.

Mar del Plata, 30/05/2016

Amelita Baltar en el Teatro Colón

El sábado 11 de Junio a las 21 hs se presentará en el Teatro Municipal Colón la gran cantante Amelita Baltar, acompañada por la Orquesta Municipal de Tango que dirige el Maestro Julio Davila y el pianista Aldo Saralegui como invitado especial. Luego de su presentación en Mar del Plata, la cantante estrenará un nuevo espectáculo: "Noches de Kabaret" en el Teatro Maipo de Buenos Aires.

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