Jueves, 18 de Abril de 2024

Clásica y Ópera | Obras Maestras

Sinfonía Nº 2 de Johannes Brahms

Sinfonía Nº 2 de Johannes Brahms

Johannes Brahms inició el trabajo de su Segunda Sinfonía en junio de 1877. La obra quedó concluida en el siguiente otoño y fue estrenada el 30 de diciembre de 1877 por la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Hans Richter. Después de años de lucha para componer la Primera Sinfonía, Brahms descubrió que era mucho más fácil componer la Segunda. Trabajaba mejor lejos de la ciudad, durante el verano, y es así que escribió la Segunda Sinfonía en pocos meses, en una pequeña ciudad a orillas del lago de Wörth. La Segunda es una obra de arte de construcción compacta e inventiva rítmica y presenta un interesante paralelo con Beethoven.








Brahms mantenía una relación especial con Clara Schumann, esposa del compositor y pianista Robert Schumann y ella misma una pianista consumada. La amistad se inició cuando Brahms ayudó a la familia Schumann durante la hospitalización del compositor y después de su muerte. A menudo, Brahms pedía consejo a Clara con respecto a la música que estaba componiendo o su opinión sobre piezas recién terminadas. La Segunda Sinfonía no fue una excepción a la regla.

Es difícil comprender cabalmente la naturaleza de los sentimientos que Brahms abrigaba con respecto a Clara. Cuando él estaba en sus veinte y era todavía un protegido de Schumann, amaba a Clara a una distancia respetable. Mientras Schumann estuvo internado en un manicomio, durante sus últimos años, Brahms expresó su afecto más abiertamente, pero se contuvo en cuanto a actuar consecuente con él. Escribió: "Mi muy querida Clara, desearía poder escribirte tan tiernamente como te amo y hacer por ti todas las cosas buenas y afectuosas que me gustaría. Eres tan infinitamente querida para mí que no puedo expresarlo en palabras. Desearía llamarte mi querida y muchos otros nombres, sin dejar nunca de adorarte."

Después del fallecimiento de Schumann, Brahms estuvo en condiciones de pensar de manera más realista con respecto a una unión con Clara. Pero no le pareció correcto. Era su amiga y él la amaba, pero también era la viuda de Schumann. Además, Brahms sabía que la vida doméstica interferiría con su trabajo creativo. Escribió a su amigo Joachim: "Creo que no la respeto y admiro tanto como la amo y soy presa de su hechizo. A menudo debo contenerme con fuerza para no rodearla con mis brazos en silencio e incluso... no sé, me parece tan natural que ella no lo tomaría a mal. Creo que ya no podré amar a una muchacha, al menos me he olvidado por completo de ellas. No hacen sino prometer el cielo, en tanto que Clara nos lo revela."

Clara y Brahms habían estado en contacto diario permanente, pero después ella se mudó a Berlín y él regresó a Hamburgo. Mantuvieron una correspondencia sostenida y Brahms le enviaba cada una de sus composiciones para que ella le diera su opinión. Pero el amor no se comentaba abiertamente. Brahms nunca se interesó tan profundamente por ninguna otra mujer, pero no logró decidirse a establecer un compromiso decisivo con Clara. Muchos años después él insistió en que se devolvieran las cartas y las destruyeran. Clara aceptó con desgana, pero se las arregló para conservar algunas de sus favoritas. Debido a que la mayor parte de la correspondencia fue quemada, probablemente nunca tendremos información como para comprender del todo la extraña relación que hubo entre estos dos artistas.

Después de años de lucha para componer la Primera Sinfonía, con muchas versiones preliminares enviadas a Clara para recibir sus sugerencias, Brahms descubrió que era mucho más fácil componer la Segunda. Trabajaba mejor lejos de la ciudad, durante el verano, y es así que escribió la Segunda Sinfonía en pocos meses, en una pequeña ciudad a orillas del lago de Wörth. Cuando estuvo lista, le envió a Clara el primer movimiento, que ella alabó. Predijo que esta obra tendría un éxito más inmediato con el público que el que había logrado la Primera, y estuvo en lo cierto. El tercer movimiento fue tan bien recibido el día del estreno que hubo que repetirlo.

La Segunda Sinfonía presenta un interesante paralelo con Beethoven. Brahms tenía permanentemente presente al compositor anterior, cuya música fue para él modelo e inspiración. Beethoven había escrito sus Sinfonías Quinta y Sexta muy cercanas una de la otra y lo mismo hizo Brahms con su Primera y Segunda. La Quinta es meditabunda pero apasionada, emocional pero triunfante y está en la tonalidad apropiada, Do menor. La Primera de Brahms comparte la tonalidad y el estado de ánimo con la Quinta de Beethoven. La siguiente sinfonía de Brahms comparte el estado de ánimo (pero no la tonalidad) con la posterior Pastoral de Beethoven. Ambas son idílicas, sin problemas y pacíficas (aunque hay mucho drama interior en ambas obras).

Brahms, que no creía en la música de programa, nunca hubiera llamado Pastoral a una sinfonía y sin duda se hubiera molestado con cualquier comentarista que detectara en la Sinfonía en Re mayor reflejos del ámbito campestre y pacífico donde la había concebido. Pero no se puede negar que, si alguna de las sinfonías de Brahms merece ser considerada pastoral, es esta. A grandes rasgos, dentro de la producción de Brahms, ocupa el mismo lugar que la Sexta de Beethoven, la Primera de Schumann, la Octava de Dvorak, la Quinta de Schubert, la Cuarta de Mahler, la Cuarta de Bruckner y la Tercera de Mendelssohn en las respectivas listas de dichos compositores. Parecería que escribir una sinfonía pacífica era algo que estaba obligado a hacer todo compositor romántico que se respetara. La Segunda de Brahms es una obra de arte de construcción compacta e inventiva rítmica, cualidades no necesariamente relacionadas con la música pacífica.

Brahms era una extraña combinación de humildad y seguridad en sí mismo, de reserva y honestidad. No podía hablar directamente de sí mismo ni de su trabajo, pero estaba dispuesto a comunicarse a través de acertijos, ambigüedades o falsas modestias. Así que era capaz de llamar a la Segunda Sinfonía una colección de valses. Su confianza en sí mismo subyacente a veces asomaba detrás de su fingida modestia: dijo a su amigo Schubring que la sinfonía era "una obrita muy inocente y alegre". Brahms continuó comparándola favorablemente, a su modo típico reticente, con la música de otros compositores: "No esperes nada y durante un mes antes no toques sino a Berlioz, Liszt y Wagner; después su tierna amabilidad [la de su sinfonía] hará un gran bien." Después del gran éxito del estreno de la Segunda, el compositor dijo, con su habitual pseudo autonegación: "No sé si tengo o no una bonita sinfonía. Tendré que preguntarle a gente más sabia." Por supuesto, no había gente más sabia, como bien lo sabía Brahms. También sabía que la sinfonía es realmente "bonita", como lo sabemos todos los amantes de la música no tan sabios.
 
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Breves

  • HECTOR BERLIOZ

    Fue un creador cuyo obstáculo fue la intransigencia de la mayoría de los músicos en casi todos los temas, desde su apoyo al uso del saxofón o a la nueva visión dramática de Wagner. Su vida fue excéntrica y apasionada. Ganó el Premio de Roma, el más importante de Francia en aquel momento, por una cantata hoy casi olvidada. Su obra musical es antecesora de estilos confirmados posteriormente.

  • El aprendiz de brujo de Paul Dukas se basa en una balada de Goethe. Es un scherzo sinfónico que describe fielmente cada frase del texto original.

  • La primera ópera de la que se conserva la partitura es Orfeo de Claudio Monteverdi. Se estrenó en Mantua en 1607, con motivo de la celebración de un cumpleaños, el de Francesco Gonzaga.

  • La obra que Stravinski compuso desde la época del Octeto de 1923 y hasta la ópera The Rakes Progress de 1951, suele considerarse neoclasicista.

  • En la Edad Media encontramos la viela de arco, de fondo plano y con dos a seis cuerdas, que se perfeccionó en la renacentista, hasta llegar a su transformación en el violín moderno a partir del siglo XVI, cuando se estableció una tradición de excelentes fabricantes (violeros) en la ciudad de Cremona.


Citas

  • DANIEL BARENBOIM

    "Un director no tiene contacto físico con la música que producen sus instrumentistas y a lo sumo puede corregir el fraseo o el ritmo de la partitura pero su gesto no existe si no encuentra una orquesta que sea receptora"

  • GEORGE GERSHWIN

    "Daría todo lo que tengo por un poco del genio que Schubert necesitó para componer su Ave María"

  • GUSTAV MAHLER

    "Cuando la obra resulta un éxito, cuando se ha solucionado un problema, olvidamos las dificultades y las perturbaciones y nos sentimos ricamente recompensados"

  • FRANZ SCHUBERT

    "Cuando uno se inspira en algo bueno, la música nace con fluidez, las melodías brotan; realmente esto es una gran satisfacción"

  • BEDRICH SMETANA

    "Con la ayuda y la gracia de Dios, seré un Mozart en la composición y un Liszt en la técnica"

MULTIMEDIA

  • Muerte del ángel

    Astor Piazzolla

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    Ciclo 2011 - Programa N° 7

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    N° 8 - 24 de octubre de 2010

  • Mario! Mario! Mario!

    Renata Tebaldi (Floria Tosca) - Mario del Monaco (Mario Cavaradossi)

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    Ciclo 2012 - Programa N° 26

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    Nº 2 - 12 de septiembre de 2010

  • Danza húngara Nº 5

    Johannes Brahm

  • Tristán e Isolda

    Richard Wagner

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No es fácil introducirse en el mundo artístico de Amelita Baltar, una figura del canto que se entronca en el tango por caminos no tradicionales. Ella no es la "piba de barrio" que alcanza notoriedad, después de haber pasado el examen de cantar ante familiares y amigos, de haber actuado en concursos que buscan "la nueva voz" o transitado boliches tangueros. Muchos la consideran un "invento" de Piazzolla, otros dicen apreciar en ella una nueva voz alucinada y sensual, enraizada en la canción rioplatense.

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