Viernes, 03 de Mayo de 2024

Clásica y Ópera | Obras Maestras

Concierto para piano de Robert Schumann

Concierto para piano de Robert Schumann

En 1840 Clara Wieck se casó con Robert Schumann. Al año siguiente este compuso una fantasía para piano y orquesta, que no logró que se interpretara ni se publicara, probablemente debido a su falta de artificios técnicos. Cuatro años más tarde, cuando la fama de Clara estaba en su punto culminante, el compositor le agregó dos movimientos más y el resultado llegó a conocerse como el Concierto para Piano en La menor.








Schumann comenzó a esbozar el Concierto para Piano en 1833. Terminó el primer movimiento en 1841. La obra completa fue terminada el 31 de julio de 1845. Fue estrenada por Clara Schumann, bajo la batuta de Ferdinand Hiller, en Dresden, el 4 de diciembre de 1845.

Si la historia de la música del siglo XIX tuviera que estudiarse únicamente en términos de un instrumento, ese instrumento tendría que ser el piano. El teclado fue el medio perfecto para transmitir la intimidad y la pasión, la subjetividad y el brío del espíritu romántico. El piano fue también un vehículo perfecto para mostrar los talentos técnicos y virtuosos de los pianistas-compositores. De manera que las figuras como Chopin y Schumann, que eran pianistas sensibles pero no virtuosos, no produjeron la música de piano más popular entre sus contemporáneos.

El valor aceptado era el virtuosismo por sí mismo. Los compositores como Schumann y Chopin, que utilizaron el piano para expresiones más íntimas, estaban destinados a ser menos adulados que los magos de la técnica, que eran celebridades idolatradas del modo que hoy lo son las estrellas del rock. Franz Liszt, por ejemplo, es recordado actualmente por su talento en la composición, pero en su tiempo le hicieron famoso sus llamativas demostraciones en el teclado. ¿Qué sucede con otros virtuosos del teclado como Kalkbrenner, Thalberg y Henselt? Sus piezas de exhibición vacías y rimbombantes, escritas con el único propósito de destacarlos, murieron junto con ellos.

Una de las pianistas más virtuosas de mediados del siglo XIX fue Clara Wieck. Ella, igual que la mayoría de sus colegas, tenía el gusto musical subdesarrollado. Sus programas pasaban por alto las obras sustanciales de Bach y de Beethoven en favor de las piezas de resistencia del virtuosismo compuestas por Thalberg y Henselt. En 1840 Clara se casó con Robert Schumann. Al año siguiente este compuso una fantasía para piano y orquesta, que no logró que se interpretara ni se publicara, probablemente debido a su falta de artificios técnicos. Cuatro años más tarde, cuando la fama de Clara estaba en su punto culminante, el compositor le agregó dos movimientos más y el resultado llegó a conocerse como el Concierto para Piano en La menor. Clara escribió en su diario: "Estoy muy contenta con esta pieza, porque siempre he querido una pieza de gran virtuosismo compuesta por él... Cuando pienso en tocarla con la orquesta, me siento feliz como un rey."

Pero ella estaba equivocada al buscar bravura en el concierto. Schumann seguía la tendencia de Beethoven en el sentido de alejarse del virtuosismo vacío. Tal como escribió una vez: "Mi concierto es un término medio entre una sinfonía, un concierto y una sonata enorme. He descubierto que no puedo escribir un concierto para los virtuosos."

Schumann destinó al solista una sola cadenza, en el primer movimiento, y la escribió por entero, probablemente para evitar la introducción de una improvisación exhibicionista por parte del solista. Esta cadenza suena más como la parte de una sonata para piano que como una pieza de demostración.

Las cualidades que actualmente nos hacen apreciar la obra son exactamente las mismas cosas que más se criticaron cuando la pieza era joven: la mezcla democrática del piano y de la orquesta y la intencional ausencia de virtuosismo. No debería sorprendernos que el concierto no fuera recibido favorablemente. Después del estreno un crítico describió los "esfuerzos dignos de elogio por parte de la señora de Schumann para hacer que la curiosa rapsodia de su marido pasara por música". Liszt lo llamó "un concierto sin piano".

Guiada por su marido, Clara gradualmente se inclinó hacia la música más sustancial. Como siguió tocando el concierto con mayor convicción y entendimiento del mismo, este poco a poco ganó en aceptación. Después de una presentación en Praga en 1847, ella escribió: "El concierto de Robert produjo un placer extraordinario. Me desempeñé muy bien en él. La orquesta acompañó y Robert dirigió con amore. Y le pidieron que saliera a saludar. Esto me divirtió mucho porque, mientras el público no paraba de aclamarle, casi tuve que empujarle al escenario, y el modo en que él actuaba era tan gracioso."

Si el concierto no contiene virtuosismo y no crea un conflicto dramático entre el solista y la orquesta, ¿dónde está su atractivo?: es un lirismo arrollador lo que impulsa la música hacia delante. Además, los papeles del piano y de la orquesta son muchos, desde el diálogo que abre el concierto y regresa para las secciones exteriores del movimiento lento hasta el piano que acompaña a los vientos solistas en el segundo tema del movimiento de apertura, y la orquesta que acompaña al piano en el final. Estos papeles proporcionan variedad pero no conflicto.

Imagen principal: Clara Wieck junto a su esposo Robert Schumann.

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Breves

  • HECTOR BERLIOZ

    Fue un creador cuyo obstáculo fue la intransigencia de la mayoría de los músicos en casi todos los temas, desde su apoyo al uso del saxofón o a la nueva visión dramática de Wagner. Su vida fue excéntrica y apasionada. Ganó el Premio de Roma, el más importante de Francia en aquel momento, por una cantata hoy casi olvidada. Su obra musical es antecesora de estilos confirmados posteriormente.

  • El aprendiz de brujo de Paul Dukas se basa en una balada de Goethe. Es un scherzo sinfónico que describe fielmente cada frase del texto original.

  • La primera ópera de la que se conserva la partitura es Orfeo de Claudio Monteverdi. Se estrenó en Mantua en 1607, con motivo de la celebración de un cumpleaños, el de Francesco Gonzaga.

  • La obra que Stravinski compuso desde la época del Octeto de 1923 y hasta la ópera The Rakes Progress de 1951, suele considerarse neoclasicista.

  • En la Edad Media encontramos la viela de arco, de fondo plano y con dos a seis cuerdas, que se perfeccionó en la renacentista, hasta llegar a su transformación en el violín moderno a partir del siglo XVI, cuando se estableció una tradición de excelentes fabricantes (violeros) en la ciudad de Cremona.


Citas

  • DANIEL BARENBOIM

    "Un director no tiene contacto físico con la música que producen sus instrumentistas y a lo sumo puede corregir el fraseo o el ritmo de la partitura pero su gesto no existe si no encuentra una orquesta que sea receptora"

  • GEORGE GERSHWIN

    "Daría todo lo que tengo por un poco del genio que Schubert necesitó para componer su Ave María"

  • GUSTAV MAHLER

    "Cuando la obra resulta un éxito, cuando se ha solucionado un problema, olvidamos las dificultades y las perturbaciones y nos sentimos ricamente recompensados"

  • FRANZ SCHUBERT

    "Cuando uno se inspira en algo bueno, la música nace con fluidez, las melodías brotan; realmente esto es una gran satisfacción"

  • BEDRICH SMETANA

    "Con la ayuda y la gracia de Dios, seré un Mozart en la composición y un Liszt en la técnica"

MULTIMEDIA

  • Si puo, si puo

    Ingvar Wixell (Tonio)

  • Mamma quel vino e generoso

    Giuseppe Giacomini (Turiddu)

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    Programa N° 13 - 28 de noviembre de 2010

  • Música para los reales fuegos artificiales

    Georg F. Haendel

  • Casta diva

    Joan Sutherland (Norma)

  • Capricho español

    Nicolai Rimsky-Korsakov

  • Sonata para violín y piano

    Allegretto ben moderato

  • Hágase la Música en Radio Brisas

    Ciclo 2011 - Programa N° 18

Intérpretes

Músicos

José Bragato

José Bragato

Violoncellista, pianista, arreglador y compositor. Formó parte de las orquestas de tango más relevantes de la época. Fue estable en la de Francini-Pontier pero el elegido de todos los maestros para las grabaciones como Aníbal Troilo, Atilio Stampone, Osvaldo Fresedo. En 1954 se sumó a la “patriada” de Astor Piazzolla: armar el Octeto Buenos Aires, que revolucionó al tango. El sonido especial de su violoncello, unido a su virtuosismo, le permitió jerarquizar el instrumento por lo que las orquestas típicas de entonces dieron entidad a este instrumento como solista a la par del violín, a partir del surgimiento de José Bragato como notable violoncellista.

Poetas

Reinaldo Yiso

Reinaldo Yiso

Fecundo autor de letras de tango, vino al mundo en el porteño barrio de Liniers, zona que creció al amparo de la instalación de los talleres del antiguo Ferrocarril Oeste. Su aporte al tango quedó reflejado en la gran cantidad de composiciones que escribió, sin apartarse nunca de un particular estilo de poeta de barrio. Sus letras resumen emociones y pasiones comunes a la sensibilidad del porteño. Musicalizaron sus letras, entre otros, Ricardo Tanturi, Francisco Rotundo, Miguel Caló, Anselmo Aieta, Alberto Morán, Roberto Rufino y Alberto Podestá, entre otros.

Músicos

Hugo Baralis

Hugo Baralis

Precoz, como muchos músicos de su generación, Hugo Baralis debutó, a los 18 años, como violinista en la reconocida orquesta de Minotto-Di Cicco. Cultor de un estilo elegante y decidor, comenzó a llamar la atención del mundo tanguero por su estilización del tango en el violín. Heredero de la escuela de Elvino Vardaro, pero con un personal sonido, logró imponer su refinamiento en grabaciones que lo sobreviven para el Octeto Buenos Aires de Astor Piazzolla.

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Mar del Plata, 30/05/2016

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El sábado 11 de Junio a las 21 hs se presentará en el Teatro Municipal Colón la gran cantante Amelita Baltar, acompañada por la Orquesta Municipal de Tango que dirige el Maestro Julio Davila y el pianista Aldo Saralegui como invitado especial. Luego de su presentación en Mar del Plata, la cantante estrenará un nuevo espectáculo: "Noches de Kabaret" en el Teatro Maipo de Buenos Aires.

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