Durante la niñez de Berlioz, Napoleón estaba atareado conquistando la mayor parte de Europa. Cuando Berlioz llegó a la edad adulta esta "gloria" se había desvanecido. La energía social y nacional generada por la Revolución Francesa, que había alcanzado renovada intensidad gracias a las victorias de Napoleón, se canalizó entonces en el movimiento romántico. Varias figuras nacidas con una diferencia de pocos años fueron Delacroix, que dirigió a los románticos en el campo del arte; Víctor Hugo en la literatura; y Berlioz en la música.

Se suponía que el joven Héctor sería médico como su padre. A los diecinueve años fue a París a estudiar medicina, pero después de dos años su amor a la música y su aversión a la sala de disecciones lo indujeron a trasladarse al Conservatorio de París. Mientras estaba allí fue un alumno difícil, que siempre se rebelaba contra sus profesores "anticuados", y sobre todo contra el director, Cherubini.

Hacia 1830, después de tres representaciones, las ideas definidas de Berlioz acerca de la composición le permitieron conquistar el Prix de Rome. Este premio lo autorizaba a estudiar tres años en la capital italiana; pero después de dieciocho meses la añoranza le devolvió a París, donde encontró trabajo como crítico de música, y pudo mantenerse mientras componía.

Comenzó a organizar y dirigir conciertos a través de Europa y Rusia, pero en Francia su crítica franca y su estilo musical de vanguardia eran demasiado violentos para los públicos. De todos modos, los compositores contemporáneos más grandes como Chopin, Mendelssohn, Liszt, Schumann y Wagner fueron sus amigos, y él influyó sobre todos.

Suya fue la Música de programa original. Sus composiciones relataban una historia o describían un panorama. Compuso obras basadas en Romeo y Julieta, Hamlet, La tempestad y el Rey Lear, todas obras de Shakespeare. La condenación de Fausto se originó en el drama de Goethe. Les Troyens (Los troyanos), acerca de la destrucción de Troya, es una ópera compleja, emulada más tarde por Wagner. El reparto es tan enorme y la producción tan difícil que rara vez se representa. Su Réquiem y el Te Deum también son obras realizadas en gran escala.

En 1827 Berlioz vio una producción de Hamlet y se enamoró de Shakespeare y de Harriet Smithson, la actriz irlandesa que representaba el papel de Ofelia. En esta experiencia se originó su composición más famosa, la Sinfonía fantástica (1830). Fue la primera sinfonía que reveló el influjo revolucionario de Beethoven. Exige una enorme orquesta -el compositor habría deseado contar con 220 músicos- y el tema de la amada recorre los cinco movimientos. El primero comienza tradicionalmente con una sección lenta (Revenes), que lleva a la principal sección rápida (Pasiones). El segundo movimiento (Un baile) describe a la bienamada en el marco de la festividad. Por primera vez se utilizó un vals en una sinfonía (cincuenta años después Chaikovski incorporó un hermoso vals a su Quinta Sinfonía). El tercer movimiento describe una escena rural que recuerda la Sinfonía pastoral de Beethoven. Los movimientos cuarto y quinto son las pesadillas del amante. Primero sueña que camina hacia el patíbulo; y finalmente ve a su amante participando de un grotesco sabath de brujas que culmina en el ominoso Dies Irae, el canto de los muertos. Por extraño que parezca, esta dramática forma de galanteo de Berlioz conquistó a la dama. Se casaron en 1832, pero la relación tormentosa entre ambos concluyó en 1841.

En Rusia, doce mil personas asistieron a uno de sus conciertos. Los jóvenes compositores rusos, entre ellos Rimsky-Korsakov y Mussorgski, idolatraban a Berlioz y en la música que crearon trataron de seguir sus pasos. Tuvo que esperar hasta 1856 para que se la honrase en su propio país. Convertido en miembro del Instituto de Francia, se le concedió una suma anual de dinero que le permitió renunciar a su trabajo de crítico.

Berlioz fue también un escritor de talento. Todavía se utiliza su tratado acerca de la orquestación (1844). Sus Veladas en la orquesta (1854) y las Memorias (1870), nos ofrecen un panorama perfecto de la música europea de su tiempo. A su muerte, en 1869, era ya reconocido como uno de los fundadores de la música moderna.